… Y así fue como Elie Saab acabó conquistándome para siempre.

Maravilla. Puro arte. Delicadeza. Sueños. Éstos y otros muchos nombres podría ponerle a todas y cada una de las colecciones de Elie Saab. Y es que el diseñador presenta verdadera joyería en forma de tejido. Horas y horas de esfuerzo se ven reflejadas en el número reducido de vestidos presentados temporada tras temporada en sus desfiles de Alta Costura.

Esta vez, los looks han seguido su línea habitual. Escotes cerrados, mangas largas y colores suaves como el empolvado, lavanda, ceniza o melocotón. El toque de color lo han dado los vestidos rojos, dignos de Valentino pero con el toque Saab en las siluetas y su manera de aflorar los tejidos.

Transparencias, algún que otro volante y una capa (que me ha recordado a la famosísima capa que lució Gwyneth Paltrow en la anterior entrega de los Óscar, vestida por Tom Ford. Véase AQUÍ) han sido los detalles más diferentes que hemos podido ver, además de un espectacular (y ya habitual) vestido de novia al final del desfile que nos ha convencido (aún más, si cabe) de que el diseñador es un verdaderio genio de la costura.

 (Imágenes de Vogue.es)