jueves, 4 de diciembre de 2008

MAÑANA.


Me faltan las palabras para describir lo que siento, el golpe seco que me rebota en el alma cuando no estás cerca, el eco de tu voz que me hace saborear la vida. El dolor sordo de la despedida, la felicidad y el vuelco al estómago provocado por el reecuentro, por tus ojos en mis ojos, por tu piel sobre mi piel, por nuestras manos enlazadas.
Te he sentido en la distancia y en la despedida. En el último abrazo, en el último roce, en la última realidad factible de sueño roto. He sentido cómo te seguía deseando después de meses de ausencia y carencia.
Mañana viene,después de dos meses sin vernos, y desde Navarra, mi amigo Eric, al que nada más verle me voy a lanzar a sus brazos y le voy a dar el abrazo más grande que le hayan dado jamás. Lo añoro. Pero esta añoranza va a durar muy poquito tiempo más.

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